Te tomé entre mis brazos, incapaz como estaba y como sabía que debías estar
Acomodé tus cabellos, limpié las lágrimas de tu rostro… Te quedaste con la última palabra
Como siempre, como debía ser
Porque así son las cosas, ¿Será que lo debo entender?
Desde ése entonces me medico con placebos justificados, para poder seguir existiendo
Porque desde aquella vez, ya no sé si es niebla lo que veo o lo nublado es lo que pienso
De tanto mirarme frente al espejo y no sentir asombro alguno por no ver mi reflejo
Tu te lo has llevado, junto a lo poco que yo había forjado con el rótulo de felicidad
Creo que este cuerpo joven por dentro se siente añejado
De todo el daño que le he hecho con medio paquete de cigarrillos diario acompañado con una botella de cualquier trago
Para poder elevarme como el humo que exhalo mientras desinhibo los sentidos con cada sorbo agrio
Y así con mi mente, imagino que te alcanzo.
Sin alivio aún, me consumo poco a poco entre las horas, las dudas y la amargura
Mientras lanzo una plegaria que no será atendida
Porque hay miles de peticiones más importantes que la mía
Tomaré este silencio como parte de pago que no me merezco.
Convirtiendo la bella y resplandeciente luz del día en mi única guía
Ofrezco mis ultimas sobras de fe para que en el encuentro de un perfecto desconocido
Seamos conocidos y felices ingenuos, porque yo creo en él
Tanto que lo tengo como el soporte de este pilar, que al haberlo perdido todo se quiere derrumbar.
Sólo pido que el transcurso no haga que te olvide, no te lo mereces, escúchame por favor
Escúchame siempre, aunque solo seas una voz imaginaria que retumba en mi mente
Porque quiero seguir pensando que sí existe el paraíso, ese placebo es lo que necesito
Y en caso de no existir, me niego a vivir con el karma de saber que existo sin ti.